La famosa sala del Concertgebow de Amsterdam ha visto pasar dos guerras mundiales y una pandemia en sus 131 años de historia.
La Primera Guerra Mundial apenas alteró su calendario de actuaciones.
Tampoco cambió drásticamente su actividad la pandemia de gripe, en 1918. A pesar de las 176 muertes que hubo en Ámsterdam, entre octubre de 1918 y enero de 1919, la orquesta neerlandesa tan sólo paró tres semanas después del 6 de octubre, en que Willem Mengelberg dirigió un programa Debussy, con la suite sinfónica Printemps y la cantata La Damoiselle élue.
Fueron los días más difíciles del brote. Cuando los contagios superaron la cifra de tres mil casos en la capital y colapsaron sus dos hospitales.
El director valenciano Gustavo Gimeno ha sido el primero en dirigir a la Orquesta del Concertgebow con la Septima de Beethoven y la Octava de Dvorak, iniciando así una desescalada y un símbolo de la convivencia de la Música Clásica con el maldito virus.
Sugerimos la lectura de un amplio artículo que publica la revista Scherzo PULSANDO AQUÍ
Con estas historias se fraguan las leyendas, como sin duda lo es el Concertgebow.
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