Tras finalizar los estudios debutará en el Teatro Real de Madrid en 1915 con La traviata. Pese al éxito obtenido (el público pide que repita algunos fragmentos de la obra), decide trasladarse a Italia y poder perfeccionar su estilo, regresando en 1919 a Madrid y a su Teatro Real, para volver a debutar, esta vez como profesional, interpretando la misma obra que cuatro años atrás le diese cierta popularidad en los círculos artísticos de la capital española.
En su repertorio operístico cabe destacar obras como La favorita, La traviata, La bohème, I pagliacci y Adriana Lecouvreur, por las cuales fue elogiado y considerado, en su día, un barítono de primera fila.
Tras esta época italiana, es convencido para que se dedique a la zarzuela, género que tras muchas dudas decide abordar.
Desde entonces y hasta su retiro en 1957 se dedicará casi en exclusividad a este género
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