La Iglesia, este domingo nos invita a celebrar la alegría de la pronta venida de Jesús.
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
La alegre esperanza que reside en un Dios-con-nosotros que nos sorprende, que no deja de actuar, aunque no siempre sea como deseamos, que nos renueva, nos mueve al amor, la unidad y transforma todo el mundo en el que vivimos.
La liturgia hoy nos invita a dejar que esa convicción haga de nosotros un signo, un anuncio de esperanzada alegría. (Dominicos. Scala Coeli, Córdoba)
En Weimar, Bach compuso BWV 186a “Ärgre dich, o Seele, nicht” expresamente para el tercer domingo de Adviento, con texto acorde al Evangelio del día (Mt 11, 2‑10).

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