En 1771, el sacerdote Don José Sáenz de Santa Maríanota fue invitado a asumir la dirección espiritual del Oratorio de la Santa Cueva, en Cádiz.
Cada Viernes Santo se realizaban ejercicios espirituales llamados la Devoción de las Tres Horas, en las que se leían las últimas palabras de Cristo durante los tormentos que padeció en la cruz.
En 1778, el padre de Sáenz de Santa María falleció, heredándole una fortuna así como el marquesado de Valde Íñigo.
Con esta fortuna, se propuso engrandecer el lugar de culto que tenía a su cargo y se dispuso a contratar al compositor más importante de aquella época, Joseph Haydn.
El mismo Haydn explica el origen y dificultad de escribir la obra
Hace unos quince años, un canónigo de Cádiz me pidió componer música instrumental sobre Las siete últimas palabras de Nuestro Salvador en la cruz. Era costumbre en la Catedral de Cádiz6 producir un oratorio cada año durante la Cuaresma, el efecto de la interpretación no se ve reforzado por las siguientes circunstancias. Las paredes, las ventanas y los pilares de la iglesia estaban cubiertos con tela negra, y solo una gran lámpara colgando del centro del techo rompía la solemne oscuridad. Al mediodía, las puertas se cerraron y comenzó la ceremonia. Después de un breve servicio, el obispo ascendió al púlpito, pronunció la primera de las siete palabras (u oraciones) y pronunció un discurso al respecto. Esto terminó, dejó el púlpito y cayó de rodillas ante el altar. El intervalo fue llenado por la música. Entonces el obispo pronunció la segunda palabra, luego la tercera, y así sucesivamente, la orquesta siguiendo la conclusión de cada discurso. Mi composición estaba sujeta a estas condiciones, y no fue tarea fácil componer siete adagios de diez minutos cada uno, y que se sucedieran uno a otro sin fatigar a los oyentes; de hecho, me resultó completamente imposible limitarme a los límites señalados.
Joseph Haydn.
El sacerdote que comisionó la obra, Don José Sáenz de Santa María, pagó a Haydn de la manera más inusual, enviando al compositor un pastel dentro de una caja, el cual Haydn partió con disgusto, encontrando que estaba relleno de monedas de oro.
Esta grabación fue efectuada en el año 2009, dirigido por Jordi Savall en el propio Oratorio de la Santa Cueva, en Cádiz.
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