El trabajo más famoso de Orff, Carmina Burana, se basa en la homónima Carmina Burana, una colección de cantos goliardos de los siglos XII y XIII reunidos en el manuscrito encontrado en Benediktbeuern en el siglo XIX.
Escritos por monjes y juglares, este trabajo ejemplifica la búsqueda de Orff por un idioma que pueda revelar el elemental poder de la música, permitiendo al oyente experimentar la música como una fuerza primitiva y abrumadora.
La poesía de los Goliardos, que no solamente cantaba al amor y al vino, sino que también se burlaba de la clerecía, encajaba perfectamente en el deseo de Orff de crear una obra musical que apelara a la «musicalidad fundamental» que, como él creía, todo ser humano poseía.
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