Siempre hay expectación cuando actúa en Águilas la violinista Laura Rodriguez y su solo nombre ya hubiese bastado, como sucedió para colgar el Cartel de NO HAY ENTRADAS.,
Pero es que además, en este Concierto de ayer se daban varias circunstancias muy especiales
Las últimas veces que hemos visto y escuchado a Laura ha sido con Orquesta, y con la distancia que marca un escenario en un Auditorio, y no con la cercanía con la que la tuvimos ayer y con formación de Trio, lo que le otorga un protagonismo no compartido con una gran formación orquestal.
Para ello estuvo acariciando su violín junto a dos verdaderos genios en sus respectivos instrumentos como lo tienen demostrado con un gran palmarés de éxitos constantes los Hermanos Apellaniz, Carlos y David.
Y más cosas, que viene a demostrar la valía de Laura.
En su última actuación de hace unas semanas en Turín, fué abordada por el compositor y editor musical Davide Boado, quien se mostró entusiasmado con su calidad y le ofreció ser la interprete que estrenara como primicia mundial, un Adagio que acababa de componer, y cuya partitura con los arreglos para Trio de Violín, Chelo y Piano le envío por e-mail, días antes del Concierto, resultando de una belleza extrema, como lo fue la siguiente propina que nos ofrecieron con Oblivion de Astor Piazzolla, y que dejó a todos cuantos estábamos en la Batería de San Pedro, casi sin respiración, a pesar del viento de levante que soplaba sobre ese escenario que es una atalaya colgando a casi 100 metros sobre el Mar, adornado con un gran Rio de Luna.
Muchas emociones juntas, pero eso es lo habitual en los Conciertos de ProMusica Águilas.
Y confiando en que pronto podamos ofrecer algún vídeo del Concierto, sugerimos recrearnos con el eterno Rio de Luna.
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