Ayer se produjo una gran convulsión en el mundo de la Ópera, con el fallecimiento, a los 89 años, de Renata Scotto, una de las últimas leyendas y verdadera diva de la Lírica.
Renata fue durante muchos años la auténtica Reina del Met, durante la época dorada en que estuvo dirigido por James Levine, desde que debutó con Madame Butterfly en el año 1965, siendo absolutamente imprescindible en el papel de Manon Lescaut y extraordinaria en cualquier papel que abordaba.
En el Teatro de la Maestranza tuvimos que esperar hasta el 2002 para poder disfrutarla, si bien en un papel secundario aunque brillante, como Citemnestra, con Janice Baird como Electra y Ana María Sánchez (también fallecida recientemente), como su hermana Crisothemis.
Ambas se confabularon para que fuese Renata la última en salir a saludar, y allí el público le dedicó un sonado homenaje por los 50 años de carrera, con lanzamiento de pétalos de rosas, ramos de flores desde las primeras filas y octavillas donde se podía leer: Enhorabuena por tus 50 años de carrera y gracias por debutar en el Maestranza.
Si bien estuvimos presentes en aquella representación, hemos tenido que recurrir a la gran memoria de nuestra compañera Emilia Matute, verdadero archivo humano de toda la historia del Maestranza, para recordarnos aquellos emotivos momentos, y quien nos ha aportado profusión de datos de aquella última función, difícil de tener cabida en esta nota. ¿Para que queremos la Wikipedia si tenemos a Emilia?
Una emocionada Renata, se acordó en aquellos momentos de su familia lamentando que no pudiesen estar para compartir con ella lo que recibió del público de Sevilla.
Descanse en Paz la gran Renata Scotto.
Recordémosla como Manon en el que quizás sea uno de las más dramáticos y desesperanzadores momentos de la Historia de la Ópera.
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