Hace ya muchos años que entonces presidente del Real Betis Balompié, D. Manuel Ruiz de Lopera, prometiera la construcción de un estadio para su equipo, al que bautizo como "El Platillo Volante de La Palmera", promesa que quedó incumplida como otras muchas, si bien lo primero que hizo fue cambiar el nombre del Estadio al suyo propio.
Ayer, el mundo entero conoció el proyecto para el Nuevo Estadio Benito Villamarín, adjudicado a un arquitecto cordobés y un estudio de arquitectos de Estados Unidos.
Los detalles de este extraordinario proyecto lo podemos leer en toda la prensa, tanto especializada como generalista, dado el interés que provoca todo lo relacionado con el Betis, como por ejemplo el que publica ABC de Sevilla, y que se puede leer AQUÍ
Y pensamos que en este momento, debemos hablar que quien no lo sepa, conozca quien fue Benito Villamarín, para que nombre vaya ligado a los sentimientos de tantas personas.
Natural de la provincia de Orense, Benito Villamarín llegó a Sevilla después de la Guerra Civil, como paso previo a su prevista marcha a Argentina, donde habían emigrado ya sus hermanos, pero terminó estableciéndose en la ciudad e iniciando una fecunda actividad empresarial asociada a la aceituna de mesa, siendo uno de los precursores de la exportación de este producto a Estados Unidos.
En 1955, fue elegido presidente del Real Betis Balompié por sus compromisarios. Tomó posesión de su cargo en una época crítica del club, el 28 de mayo de 1955, cuando el equipo alcanzaba la segunda división tras estar 7 años en 3ª división. Confío el equipo a Sabino Barinaga y alumbró a una estrella naciente, Luis del Sol, uno de los jugadores más importantes en la historia del club.
Logró el ascenso en la temporada 1957-1958 con Antonio Barrios en el banquillo después de quince años de penurias. Villamarín puso orden en la institución y generó nuevas ilusiones a la afición bética. Realizó importantes actuaciones como la compra del Estadio Heliópolis en el año 1961, aunque también tuvo que tomar algunas decisiones impopulares como la venta de Luis del Sol. Hombre de negocios de éxito, a Villamarín sólo pudo derrotarle el cáncer que le costó la vida en 1966. Posteriormente, dio nombre al estadio durante muchos años hasta 1997 en el que se le cambió por el que por entonces era presidente, Manuel Ruiz de Lopera, para volver a recuperar la denominación anterior en 2010 por votación entre los socios béticos.
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