Debutó en el Teatro Comunale Giuseppe Verdi de Trieste interpretando a «Paolo el Bello» en la ópera Francesca da Rimini de Riccardo Zandonai.
En 1923 debutó en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Durante la década de los años veinte realizó giras por todo el mundo, recorriendo toda Europa y gran parte de América.
Su estancia en América y la influencia de personas hicieron de Fleta una persona dispendiosa en gastos. Su declive se inició en 1927. Una faringitis aguda le obligó a rescindir sus contratos con la Ópera del Metropolitan. De regreso a España, se casó en Salamanca con Carmen Mirat Rúa, con quien tuvo otros cuatro hijos.
Cuando recuperó su voz, nunca más fue la misma.
El día que se proclamó la República, se dirigió al teatro Gayarre de Pamplona, donde tenía que actuar, y el portero le dijo: "Don Miguel, ahora somos todos iguales", a lo que él respondió, "pues vaya Vd. a cantar que ya me quedo yo en la puerta".
Se afilió a Falange Española de las JONS en julio de 1936, aunque de hecho ya se sentía falangista tras haber conocido un año antes en una cena en el madrileño Café de París a José Antonio Primo de Rivera, quien no tardó más que unos minutos en convencerle de que había de ser la voz de la Falange. Pone a disposición de la Falange su automóvil, con el que recorrerá junto a varios camaradas las calles de Madrid repartiendo octavillas que pedían patria, pan y justicia para todos los españoles.
Al estallar de la Guerra Civil se encontraba veraneando en la localidad segoviana de San Rafael, donde recibe cantando a las tropas sublevadas que se dirigían desde Valladolid a tomar el Alto del León. Desde allí se trasladó a La Coruña y colaboró en campañas de propaganda, grabando una versión del Cara al sol.
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