En entrada aparte, hemos hablado del Concierto de ayer en el Labradores y hecho mención, a través de la crítica de Andrés Moreno Mengibar, de la actuación de Leonor Bonilla, a quien le agradecemos inmensamente la posibilidad de recrearnos con su voz que inundó de belleza lo que ya lo es de por sí, como la sede del Labradores.
Antes del comienzo, y mientras compartíamos un café y tratábamos una lesión inoportuna, afortunadamente sin consecuencias, Leonor nos hablaba de lo que para ella significa el Festival de Ópera de Martina Franca y Francesca Rimini, y eso es algo que debemos compartir.
Era el verano del año 2016 cuando en la ciudad barroca de Martina Franca y dentro de su Festival de Ópera se ofreció a los aficionados y críticos de toda Europa Francesca da Rimini de Saverio Mercadante, opera compuesta en Madrid en 1831 pero que hasta ese momento, y de forma inexplicable nunca se había puesto en escena, a pesar de ser una hermosa partitura de un preeminente compositor romántico italiano, un tema de renombre y dos personajes que son arquetipos culturales, Paolo y Francesca, los amantes desafortunados inmortalizados por Dante en el quinto canto de su Infierno.
Y fue precisamente a nuestra amiga Leonor Bonilla a quien le cupo el honor de ser quien estrenara a nivel mundial ese personaje de la enamorada Francesca, y de quien la crítica dijo cosas como ésta:
Bonilla tiene una voz preciosa y una presencia escénica encantadora, y dibujó la fragilidad psicológica del personaje con un sonido cristalino (que se redondeaba cuando era necesario), excelente dicción, intensa actuación y gracia y elegancia en el baile.
Y ahora, y repetimos una vez más, por gentileza de Leonor, disfrutemos del aria de Francesca tal como ayer la cantó en el Salón Real del Labradores.
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