La música de este último movimiento es tranquila.
Abre con flautas unidas por flautín y oboes, con arpas y celesta prominentes más tarde. Antes del estreno, su compañero Geoffrey Toye dijo que un compás donde los metales tocan acordes de mi menor y sol♯ menor juntos «iba a sonar espantoso».
Holst estuvo de acuerdo y dijo que se había estremecido cuando lo escribió, pero «¿qué vas a hacer cuando te viene así?».
A medida que se desarrolla el movimiento, se une a la orquesta un coro femenino fuera del escenario que canta una línea suave y sin palabras: esto era inusual en las obras orquestales de la época.
La orquesta enmudece y las voces solas llevan la obra a un pianissimo final en una tonalidad incierta, mientras se va cerrando una puerta entre los cantantes y el auditorio.
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