Desde sus orígenes en el siglo IX, el Condado de Castilla fue una tierra de fortalezas, repobladores y batallas contra musulmanes y rivales cristianos.
Sus condes, figuras como Fernán González, supieron aprovechar las tensiones entre León, Navarra y los reinos musulmanes para consolidar su poder.
La historia avanza por momentos clave: la independencia de facto de Castilla, las alianzas y conflictos con Pamplona y León, y las luchas internas por la sucesión.
El papel de matrimonios estratégicos, como el de Fernando I y Sancha de León, cambió para siempre el equilibrio peninsular.
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