Capaz de revivir el bel canto en su importante carrera, fue llamada «La Divina»
Combinaba una formidable técnica del bel canto que daba flexibilidad a su caudalosa voz, que se sumaba a un timbre personal, un gran talento dramático y una particular hermosura física, fue una música extraordinariamente versátil.
Sus estudios del bel canto con la soprano de coloratura española Elvira de Hidalgo le permitieron abordar papeles muy disímiles y resucitar la tradición del bel canto romántico italiano en la verdadera acepción del término y a través de la exhumación de óperas olvidadas como Anna Bolena, de Donizetti.
Su ajetreada y trágica vida ha dado lugar a infinidad de películas y documentales, si bien murió en la soledad de su apartamento en París.
Las razones de su muerte quedan poco claras: oficialmente se trató de una «crisis cardíaca», pero no se descarta que se suicidara ingiriendo una dosis masiva de tranquilizantes. Su urna fúnebre fue robada y encontrada unos días más tarde. Tras su recuperación se dispersaron sus cenizas en el mar Egeo.
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