Como creador de obras maestras reconocidas en numerosos géneros musicales, es considerado uno de los principales compositores del siglo XX.
Sus obras incluyen piezas tan escuchadas como la marcha de El amor de las tres naranjas, la suite El teniente Kijé, el ballet Romeo y Julieta, de donde se toma la «Danza de los caballeros», y Pedro y el lobo. La invasión nazi a la Unión Soviética lo impulsó a componer su obra más ambiciosa, una versión operística de Guerra y paz de León Tolstói.
En 1935 el Teatro Central Infantil de Moscú le encargó a Sergei Prokofiev una obra sinfónica con el propósito de cultivar en los niños el gusto músico-teatral desde edad temprana.
Entusiasmado por la idea, Prokofiev concluyó la obra en tan solo cuatro días y la tituló “Pedro y el Lobo”.
Para facilitar la comprensión del pequeño oyente, el compositor le asignó a cada personaje del cuento un instrumento y melodía a modo de leitmotiv, generando una interacción constante entre la interpretación músico-teatral de la obra.
Para todo aquel que pretenda acercar al infante el increible mundo de la orquesta, "Pedro y el lobo" es sin lugar a dudas un excelente punto de partida.
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