Comienza su carrera como compositor de zarzuela triunfando en 1880 con Música clásica (zarzuela), lo que le anima a probar con la zarzuela grande, alcanzando gran éxito con obras como: La tempestad (1882), La bruja (1887) y El rey que rabió (1891).
Llegando a la cumbre con El tambor de granaderos (16 de noviembre de 1896, libreto de Emilio Sánchez Pastor) y La Revoltosa (1897).
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