En una carrera cortada por su muerte prematura, alcanzó escasos éxitos hasta su última obra, Carmen, que se convirtió en una de las obras más populares e interpretadas de todo el repertorio operístico.
Bizet terminó la partitura durante el verano, y se mostró satisfecho con el resultado: «He escrito una obra que es toda claridad y vivacidad, llena de color y melodía»
La primera interpretación de la ópera se extendió a lo largo de cuatro horas y media, el acto final no comenzó hasta después de la medianoche. Posteriormente, Massenet y Saint-Saëns felicitaron al compositor, Gounod no tanto.
Un informe acusaba a Bizet de plagio –«¡Georges me ha robado! ¡Extrae los aires españoles de la partitura y no queda nada que sea del propio Bizet salvo la salsa que enmascara el sabor del pescado!» y la mayoría de comentarios de la prensa fueron negativos, expresando con consternación que la heroína fuera una seductora amoral, en lugar de una mujer virtuosa.
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