Casi tan bellas como la propia Música, fueron las palabras del Maestro al expresar sus sentimientos muy personales sobre lo que ibamos a escuchar.
Fue un verdadero lujo conocer de cerca del propio adaptador del Emperador de la Atlantida, por encargo del Teatro Real, todo su esfuerzo, pensamientos y emociones para sacar adelante una partitura impregnada de sufrimiento sin ningún resquicio de esperanza en el genero humano.
Supimos como en ocasiones se vio totalmente incapaz de continuar con su trabajo ante lo que las notas reflejadas en el pentágrama.
No vamos a intentar siquiera dar una pálida versión ni resumen de todo lo expuesto. Quienes allí estuvimos no lo precisamos, y para quienes no lo hicieron, lamentamos que no siguieran nuestras recomendaciones previas. Se perdieron unos momentos de verdadero emoción en Enseñanzas.
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