Los omeyas, que gobernaban el imperio islámico, fueron derrocados en el año 750, por los abasíes, que trasladaron el califato a Bagdad.
Abderramán fue de los pocos omeyas que pudieron escapar de los asesinatos que hicieron los abasíes contra los omeyas.
Después de esa masacre, su familia, huyo al norte África, buscando apoyos para restablecer el califato omeya.
Sin apoyos, viajo hasta la hoy España y logró reunir los suficientes apoyos, para ser nombrado primer emir independiente de al-Ándalus y crear el califato omeya de Córdoba, un estado musulmán en Europa y que fue gobernado por su dinastía omeya por casi tres siglos. Sin embargo, el reinado de Abderramán fue todo menos fácil, por las continuas rebeliones, levantamientos, que pusieron en peligro muchas veces su reinado. Fu el monarca, que inició las obras de la famosa Gran Mezquita de Córdoba.
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