El Hospital de la Caridad se construyó con los donativos de Miguel Mañara, en el siglo XVII, un noble muy rico, que había llevado una vida disipada. Y en sus últimos años decide ingresar en la Hermandad y poner en orden sus asuntos espirituales.
El propio Machado lo menciona en unos versos que escribe a modo de retrato:
“ni un seductor Mañara ni un Bradomín he sido / ya conocéis mi torpe aliño indumentario”
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