Se trata de una de las figuras legendarias del saxo jazzístico, y de uno de los principales representantes del cool.
De gran flexibilidad estilística, Mulligan trajo un sonido bastante revolucionario a un instrumento hasta su llegada bastante pedestre, tocando con la velocidad y la destreza de un saxo alto.
En el año 1951 comenzó a tocar en el grupo de Chet Baker, en el que se prescindía del piano. El grupo alcanzó una gran popularidad y, hacia 1952, había convertido a Baker y Mulligan en dos estrellas del jazz.
Los problemas con las drogas pusieron a Mulligan y al cuarteto en fuera de juego.
Tras salir de la cárcel en 1954, formó un exitoso grupo con el trombonista Bob Brookmeyer.
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