El poeta español del siglo XX Andrés Sánchez Robayna, impresionado, dedicó de hecho a esta pieza su poema "A Thomas Tallis":
¿Puede extinguirse, acaso, el eco / de estas voces? ¿Podría / extinguirse el origen de toda claridad / de donde toda luz procede? Cuando / la grabación acaba, todavía resuena / la ola sin estruendo, y nos parece / oír el silencio de otro modo, un silencio / más profundo en el cuarto casi a oscuras, / las olas del origen sobre el mundo. / Sólo entonces, callado, sé decir: / Gracias, voces palpables, indecibles / voces celestes, gracias, Thomas Tallis.
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