El rápido éxito que obtuvo como ejecutante le hizo abandonar sus estudios de armonía y composición. Viajó por toda Europa dando conciertos. También fueron frecuentes sus desplazamientos a América del Norte y Sudamérica.
Fue poseedor de dos violines Stradivarius, uno regalado por la reina Isabel II de España y adquirido a Jean Baptiste Vuillaume, y otro comprado a Gand y Bernardel.
Su técnica de la mano izquierda fue también famosa, así como la velocidad de ejecución.
Entre sus obras más populares figuran la Fantasía sobre Carmen de Bizet, opus 25; los Aires gitanos, opus 20, y una serie de piezas con fuerte inspiración folclórica española, como la Malagueña n.º 1 opus 21, la Habanera n.º 2 opus 21, la Romanza andaluza opus 22, el Zapateado opus 23 y el Capricho vasco, opus 24.
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