En este tercer domingo de Cuaresma en el que nos adentramos, justo en su ecuador, las lecturas nos hacen un claro llamamiento a ir hacia dentro, a profundizar, a dejar de lado imágenes e ídolos y girar nuestras vidas hacia el que dice de sí mismo: «soy el Señor, tu Dios».
Es estos momentos en que la Cuaresma toma un sentido mucho más profundo, con la actual situación de pandemia que todos padecemos, nos hace alejarnos de signos externos para centrarnos en su verdadera esencia.
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