Nota remitida por nuestro compañero Miguel Simón.
Todos mis amigos, o simplemente relacionados con mi entorno, conocen mi Amor al Desierto.
Allí he pasado muchos años de mi vida por motivos profesiones, que me dejaron marcado para toda mi vida.
Eso puede explicar a algunos que no conseguían entenderlo, y una vez ya en la reserva y liberado de compromisos profesionales, mis Expediciones hasta las Minas de Sal de Taoudeni y la lejana y Mítica Tombuctú, así como otras diversas rutas siguiendo las Caravanas que atravesaban Africa por motivos comerciales.
Solamente la situación política de la zona me hicieron regresar en una ocasión y lamentablemente, ya no he podido repetir.
Por tanto, mis más vívidos sentimientos están vinculados a los Desiertos, y por ende la Música.
En el año 1964 llevaba ya un año destinado en los antiguos territorios de soberanía española en el desierto y en esos momentos se publicó un disco que todos conocemos.
Desde la península, y con motivo de mi cumpleaños, una muy querida amiga me envío un regalo y al abrirlo me encontré con un disco de un dúo de jovenes hasta entonces desconocidos, llamados Simon & Garfunkel, con una atractiva carátula con el nombre de Wednesday Morning, 3AM.
En la soledad de una noche el desierto, con un cielo totalmente estrellado, como solo quienes allí han estado pueden imaginar y en un tocadiscos de pilas, puse el vinilo y el Sonido del Silencio me envolvió en ese momento, y en las muchas noches que repetí la experiencia.
Puede entenderse que El Sonido del Silencio se convirtiera en parte de la banda sonora de mi vida.
Hola oscuridad, vieja amiga,
he venido de nuevo a hablar contigo,
porque una visión, arrastrándose suavemente,
depositó sus semillas mientras yo estaba durmiendo,
y la visión que fue plantada en mi cerebro,
todavía permanece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario