Nota inspirada en nuestro compañero Miguel Simón, quien nos disculpará cualquier problema de transcripción.
Si bien desde que terminó el confinamiento y fue posible el desplazamiento entre provincias, me encuentro pasando mis vacaciones de verano en Rota, e intento estar fisicamente en la playa el mayor tiempo posible, al igual que hace unos días, mi espíritu viajó hasta el Desierto, para compartir con los compañeros de La Décima, la Música de mi Vida con El Sonido del Silencio, ahora quiero hacerlo con mi querida Cáceres.
Recorrer su casco antiguo a la caída de la noche es algo reservado solamente a espíritus sensibles, como seguros son todos nuestros amigos y lectores, máxime si va acompañado con la Música de Beethoven.
Así que desde Rota, he hecho este recorrido imaginario por los lugares que conforman parte de mi propia existencia.
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