Sus funciones de La Traviata levantan estos días aplausos con cada aria del personaje de Violetta. Y cuando al final baja el telón, la sala entera la ovaciona hasta que asoma sola por detrás del cortinaje, a la vieja usanza, como tradicionalmente se ha hecho con las grandes divas en los teatros de pedigrí.
Barcelona la adora y el liceísmo la ha proclamado su nueva reina en el momento de su máxima plenitud vocal y en una temporada en la que ofrecerá también La sonnambula, West Side Story o el recital junto a Pretty Yende.
La Vanguardia retoma su sección Café de Artista con ella, en el Saló dels Miralls. Una ocasión para hablar de sus éxitos y sus miedos; de sus fuentes de inspiración y de lo buena mujer de negocios que ha de ser; de cuánto le ha gustado Angelina Jolie en Maria y de lo que le diría a Donald Trump si volviera a coincidir con él.
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