Dentro de la orquesta, se encuentra en la sección del viento-madera, junto a la flauta, el oboe, el saxofón y el fagot
Su perfeccionamiento, en el siglo XIX, con un sistema de llaves mejorado lo situó en un lugar privilegiado entre los instrumentos. La belleza de su timbre lo hace apto para interpretar pasajes como solista además de ser un instrumento de enorme agilidad y sonoridad, en especial para la ejecución de trinos y cromatismos.
Y para seleccionar dos obras musicales con el clarinete como protagonista, no tenemos otra alternativa que ofrecer al menos tres, la primera, por supuesto el concierto de Mozart con la fantástica Sabine Meyer, y en un estilo bien distinto, ese comienzo espectacular de Rapsodia en Blue, así como en el más puro Jazz, la inolvidable y siempre presente La Petite Fleur.
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