Apolítico por naturaleza, Respighi intentó llevar una trayectoria neutral una vez que Benito Mussolini llegó al poder en 1922.
Su fama internacional establecida le permitió cierto nivel de libertad, pero al mismo tiempo alentó al régimen a explotar su música con fines políticos.
Respighi era un enamorado de la ciudad de Roma, a la que dedicó tres poemas sinfónicos:
Pinos de Roma, compuesto por Ottorino Respighi en 1924. La pieza retrata musicalmente diversos lugares de Roma con pinos, concretamente los de los jardines de Villa Borghese, cerca de una catacumba, en la colina del Janículo y a lo largo de la Vía Apia.
Forma parte de la Trilogía romana, siendo el segundo de sus tres poemas sinfónicos sobre la ciudad eterna, después de Fontane di Roma (1916) y antes de Feste romane.
De Pinos de Roma, ofrecemos el IV movimiento, dedicado a los pinos de la Vía Appia.
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