Recordamos su presentación en nuestra ciudad en la Sala Manuel García, puesto que por entonces se estimaba que su llamada no podía llenar la sala grande del Maestranza.
En aquella ocasión nos comentó a quienes nos acercamos a saludarla, con nuestra compañera Emilia Matute, de sus problemas de alergia con algún maquillaje que había utilizado,.
En aquellos momentos, estuvimos seguros del éxito que se auguraba en su carrera y que pronto la veríamos en producciones operísticas llenando el Teatro.
Y esa intuición se hizo pronto realidad con una Lucia soberbia y más tarde ratificado con una Gilda, junto a voces de la talla de María José Montiel en una excepcional Magdalena, el tenor jerezano Ismael Jordi, y sin duda en nuestra opinión el mejor Rigoleto de la historia que nosotros conocemos, como es Leo Nucci.
Por cierto, en esa actuación, en los camerinos quedó su bebé casi recién nacido.
Con todas estas sensaciones en nuestra memoria, se entiende la ilusión de verla en un escenario como el Castillo de Águilas, que bien podría ser el de los Ravenswood en las colinas escocesas,como en esta magnífica Aria de la Locura.
Tambien Mariola Cantarero presta una especial dedica a la Zarzuela, y si el público de Águilas es generoso en sus aplausos, en la medida en que sin duda se hará merecedora, no sería extraño que nos dedicada una canción dedicada a su tierra, que tanto ama: Granada.
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