Hoy: Enigmas, misterios y quimeras.
En julio de 1887, cuatro buscadores de oro hallaron en Spring Valley, cerca de Eureka, en el estado norteamericano de Nevada, los restos fosilizados de un hueso de apariencia humana. Estudiados los restos por dos médicos, se determinó, sin lugar a dudas, que se trataba de una tibia humana. Lo sorprendente es que medía 99 centímetros, por lo que debería corresponder a un ser humano de más de 3,70 metros de estatura.
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