Todos nuestros temores se esfumaron en cuanto las campanillas, flauta, oboe y clarinete, a falta de trompetas, nos adentraron plenamente en las danzas campesinas, sin que echasemos de menos la sonoridad mahleriana, hasta llegar al climax del cuarto movimiento con la extraordinaria voz de la soprano granadina Inmaculada Águila, con una gran formación operística, dándole el tono exacto a la exaltación de júbilo con la coda final de la sinfonía.
Digno de resaltar y agradecer que se nos ofreciera un bis de este último movimiento, ante los constantes aplausos de los asistentes, con una importante representación de La Décima, mucho mas numerosa de lo que se aprecia en la foto de Grupo de la Galería de fotos que estamos incorporando.
Para llevar a cabo este concierto, el maestro Pedro Haffter recurrió a los grandes solistas de la sinfónica, tales como Louise Patterson, Chioratta, Vladimir Smitrenco, Sarah Roper etc. con lo que el resltado final estaba plenamente garantizado.
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