A pesar de su corta vida, dejó un gran legado, que incluye más de seiscientas obras vocales seculares (principalmente lieder), siete sinfonías completas, música sacra, óperas, música incidental y gran cantidad de obras para piano y música de cámara.
Entre sus obras principales figuran el Quinteto La trucha, la Sinfonía inacabada o inconclusa, la Sinfonía Grande, las tres últimas sonatas para piano (D. 958, 959 y 960), la ópera Fierrabras (D. 796), la música incidental de la obra de teatro Rosamunda (D. 797) y los ciclos de canciones La bella molinera (D. 795) y Viaje de invierno (D. 911).
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