Entre sus obras más conocidas se encuentran Aires gitanos (Zigeunerweisen), las Danzas españolas y la Fantasía Carmen.
A pesar de que en edad temprana abandonó su ciudad natal para emprender su formación musical fuera de Navarra, mantuvo siempre sus lazos con la tierra siendo habitual visitante veraniego, especialmente durante las fiestas de San Fermín durante las cuales, altruistamente, impartía conciertos populares antes sus paisanos.Por el grado de dificultad técnica de las piezas de su catálogo, se adivina que los elogios debieron de ser sinceros, ya que no habría compuesto lo que él mismo no se hubiera atrevido a tocar con propiedad y brillantez.
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