Millones de mujeres de todo el mundo son víctimas, a menudo sin siquiera saberlo, de deepfakes porno: contenido pornográfico creado mediante inteligencia artificial.
Debido a los rápidos avances tecnológicos, hoy en día cualquiera con un celular y unas cuantas fotos de la persona a la que quiere atacar, puede crear y distribuir videos pornográficos falsos utilizando programas de libre acceso.
Las consecuencias reales de esta forma de violencia virtual son enormes: daños a la reputación, perjuicios a la carrera profesional, amenazas, depresión o suicidio.
Nadie está a salvo. Cualquier mujer puede ser víctima de los deepfakes. Y, sin embargo, es casi imposible defenderse de ellos.
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