El crítico y profesor Andrés Moreno Mengíbar hace una magnífica reseña al concierto del que ayer disfrutamos en el Salón Turina, en el que habla, como es necesario hacerlo, de las circunstancias atravesadas por el pueblo armenio con un auténtico genocidio.
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Por nuestra parte, solo hemos de añadir nuestra emoción de ver y escuchar de nuevo a Sofya Melikyan y recordarla hace muchos años en lugares como la del Palacio Casa Salinas o a Mykayel Hsakhnararyan en un inolvidable sesión improvisada en la Carbonería.
Estuvimos observando a Sofya con detenimiento y ver en que forma trasladaba con la mirada y sus gestos las partituras de los trios de Brahms, como si fueran piezas cantables, así como su emoción desbordada al interpretar el trio de otra armenia, Gayana Tchebodaryan, a cuyo término solo pude definirlo como de una Belleza Sobrecogedora, conjuntando notas del folclore con otras que nos golpeó como lo hace la situación del pueblo armenio.
Como propina, otro gran músico de etnia armenia Aram Jachaturian con la Danza del Sable en una versión para Trio realmente excepcional y donde brilló de forma especial el violinista David Haroutunian
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