Todos hemos leído distintas opiniones sobre la composición de una Sinfonía, mediante inteligencia artificial, basada en algunos apuntes de Beethoven.
Un equipo de programadores y músicos creó un algoritmo para finalizar una obra inclusa de Beethoven, su décima sinfonía.
Nosotros estamos junto a quienes piensan que no tiene sentido algo de este tipo, más allá de puros intereses comerciales, y a modo de ejemplo:
La inteligencia artificial nos ofrece entre 20 y 100 versiones distintas de un mismo compás y cualquiera de ellas es pausible.No obstante, también hemos de reconocer que Turandot fue terminado por un alumno de Puccini sobre unos apuntes del maestro, así como sucedió con El Principe Igor de Borodin, claro que en este caso, fue otro genio como Rimski Korsakov quien al fallecer el primero, recogió las partituras y las completó, intentando ser fiel al pensamiento de su amigo.
En fin, que la controversia está servida, pero pero nosotros, y mientras tengamos obras compuestas por el propio Beethoven, como ésta, para que precisamos las máquinas, salvo para reproducir la BELLEZA.
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