En los recientes días hemos escuchado en programas de radio repasos a diversas composiciones musicales existentes que nos sirven para reconfortar nuestroa ánimos, al recordar las figuras de nuestras personas amadas que ya no están entre nosotros.
Personalmente, en nuestro caso hemos pensado en muchas de esas composiciones, y queremos centrar nuestra atención en el movimiento Lacrimosa del Requiem, y justo en ese momento llegamos a la pregunta: ¿Cual prefieres el de Mozart o el de Verdi?, así que ofrecemos ambos, junto a algunas apreciaciones, sin tener que inclinarnos ante ninguno de ellos, puesto que la belleza es absoluta en ambos casos.
El Lacrimosa de Mozart, como sabemos, forma parte de su Requiem, compuesto en el año 1791 y que quedó inconcluso, de forma que el movimiento Lacrimosa fue terminado por su discípulo Süssmayr, y está marcado por la angustia ante el juicio con una extrema belleza y sensibilidad creada por los Coros y la Orquesta.
El de Verdi, incluido en su Misa de Requiem del año 1874 tiene un enfoque dramático y contextuado en una obra con similitudes de ópera, y en este caso no nos encontramos ante un lamento, como el de Mozat sino con una música intensa y dramática, con ritmos vigorosos, incluso creyendo ver influencias de sus óperas.
E, insistimos, sin ánimo de tener que decidirnos, proponemos escuchar ambas composiciones, dirigidas por Karajan, con la Orquesta Sinfónica de Viena en la primera y la de la Scala de Milán en la de Verdi.
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