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domingo, 29 de octubre de 2023

CONCIERTO DE APERTURA DE LA TEMPORADA DE PROMÚSICA ÁGUILAS


Tras la nota publicada con la intervención del presidente de ProMúsica Águilas, con una denuncia que no admite réplica al estar respaldada con los hechos, hemos de referirnos al Concierto propiamente, y puesto que ya hablamos de su gran importancia, casi histórica, al actualizar una situación de 20 años atrás, queremos centrarnos en algunos detalles, para no repetirnos.

El Auditorio presentaba el aspecto habitual de lleno absoluto, como en todos los Conciertos de las temporadas de ProMúsica Águilas,  con un público expectante como los niños en su primer día de colegio y reencontrarse con sus compañeros, en un ambiente absolutamente festivo, salvo por el malestar por la situación, que fue aparcado, nunca olvidado, con las notas alegres de la esa fantástica obertura que Mozart compuso para la no menos fantástica Las Bodas de Fígaro y ese Tutti con todos los instrumentos transmitiendo optimismo y alegría, justo lo que necesitábamos.


Ver aparecer al maestro Achúcarro sobre el escenario fue de una emoción contenida entre todos los asistentes, puesto que era una verdadera leyenda viva  a quien teníamos ante nosotros.


Y tras la interpretación del Concierto nº 2 de Chopín, nos hizo un gran regalo con el Nocturno de Scriabin para la mano izquierda, que ofrecemos al pie de esta publicación.





La mirada se nos iba, de las manos de la propia Virginia Martínez, sentada en el podio, que en esos momentos no tenía la batuta, sino que las enlazaba con una expresión de emoción,  que casi parecía una oración hasta los gestos de admiración de los músicos que escuchaban con tanto deleite como el público.

Y llegó esa Quinta de Tchaikovsky como un grito de Esperanza, ese que todos los aficionados aguileños queremos tener, con esos acordes finales en una verdadera apoteosis de optimismo, con la victoria de la Luz sobre las Sombras, en una plena alegoría de lo que experimentábamos en sus momentos,


Tal fue ese Grito de Esperanza, que incluso algunos hilos sueltos del arco del concertino se quisieron separar de la disciplina del resto y de su obligación de frotar sobre las cuerdas.


Y que decir de Virginia, a quien admiramos de forma absoluta y que una vez más se mostraba encantada con el público de Águilas, al saludarla en los camerinos, si bien lo que pretendíamos ofrecer como documento gráfico, no ha sido posible por caprichos de la cámara fotográfica.

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