Strauss, junto con Gustav Mahler, representa el extraordinario florecimiento tardío del romanticismo germánico después de Richard Wagner.
La relación de Strauss con el gobierno nazi ha sido objeto de innumerables comentarios, discusiones y estudios. Strauss fue nombrado en 1933 presidente de la Cámara de Música del III Reich, responsable entre otros actos de la prohibición de la música de compositores judíos.
Strauss intentó evitar sin éxito desde su puesto la prohibición de la música de Mahler o de Debussy.
En 1935, escribió una carta a Zweig en la que le dice:
¿Cree usted que yo me conduzco en todos mis actos pensando que soy «alemán»? ¿Cree usted que Mozart era consciente de ser «ario» cuando componía? Solo conozco dos tipos de personas: las que tienen talento y las que no lo tienen.
Esta carta fue interceptada por la Gestapo y remitida a Hitler, provocando la dimisión de Strauss como presidente de la Cámara de Música del III Reich.
A partir de entonces, Strauss mantuvo una tensa relación con el partido, y fue sometido a una vigilancia más estrecha aún.
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