A raíz de la reciente polémica sobre la figura de Simón Bolivar y su espada, han sido muchas las voces que se han levantado en nuestra ciudad sobre esa impresionante estatua ecuestre levantada al personaje en el Parque de María Luisa, emblema de Sevilla.
Hemos de decir que la petición de la retirada de esa estatua no es nueva, y extraño que siga allí en unos momentos en que tanto se habla de la memoria histórica, hecha a medida, sino que es una historia que viene de años atrás, y en un carta dirigida por una Asociación al anterior alcalde, ahora implicado en cuestiones autonómicas, se indicaba entre otros motivos:
“es absolutamente inaceptable” que una imagen como esta se encuentre en ubicada en el Parque de María Luisa de esa ciudad, bien catalogado como patrimonio histórico andaluz y de interés cultural, debido a que a Bolívar no se le puede considerar más que como “un traidor al Imperio español”.
Ya antes, en Febrero de 2019 Diario de Sevilla publicó una artículo firmado por Luis Sánchez Moliní, que se PUEDE LEER AQUÍ y que entre cosas escribía:
En Sevilla, para que te inmortalicen en bronce, tienes que ser torero, papa, duquesa o independentista. Ahí está el chorlo de José Martí, en Plaza de Cuba, o el petit San Martín de la calle Torneo, que parece un príncipe de Disney con su banda, su bicornio y sus charreteras.
Sevilla ha cumplido sobradamente con los puigdemont del XIX. No tanto con los que defendieron los últimos rescoldos del imperio de ultramar, como el médico militar Vigil de Quiñones, defensor de Baler.
Hemos visionado muchos vídeos sobre la figura de Simón Bolivar y tras desechar algunos periodísticos, hemos elegido esta conferencia con más aparente rigor histórico, de Pablo Victoria, profesor de economía en distintas universidades colombianas y conferencista internacional en áreas de Economía, Política e Historia. Condecorado con la Medalla Charry Solano de Inteligencia Militar por el Ejército de Colombia y por la Academia Bolivariana de Historia, ha obtenido la mención de honor del Congreso de la República. Es miembro de la Academia Bolivariana de Historia, de la Academia de Historia Eclesiástica de Bogotá y de la Sociedad Colombiana de Economistas; es Caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén (Capítulo Noble de Castilla), del Capítulo Noble de Fernando VI y Gran Cruz de la Hermandad Monárquica de España.
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