Su influencia llega hasta el siglo XX, cuando fue tomado como modelo por los compositores del cecilianismo.
A la edad de 7-8 años entró en el coro de la catedral de Ávila, donde sintió vocación por el sacerdocio y a finales de 1558 entró al servicio de la Catedral.
Posteriormente, a la edad de 19 años, decidió partir a Roma, entrando en el Colegio Germánico para consolidar su vocación sacerdotal y profundizar sus conocimientos musicales, esta vez, gracias al conocido compositor Palestrina.
Victoria trabajó durante 24 años en las Descalzas Reales, de ellos 17 como capellán de la emperatriz hasta su muerte en 1603 y, después, a partir de 1606, como organista del monasterio.
Victoria era un hombre devoto, que dejó su exitosa carrera musical en Roma para concentrarse en el sacerdocio hasta su muerte; pero no dejó de componer jamás, llegando a publicar unas 180 obras en quince ediciones a lo largo de treinta y tres años (entre 1572 y 1605). Se distingue de sus contemporáneos por haber compuesto exclusivamente música religiosa, destacando sobre todo en los incomparables responsorios del triduo sacro de Semana Santa, un tema que no abordaron estos.
La BBC, le dedicó un precioso programa, en el que le llama "El compositor de Dios", y que merece la pena ver y escuchar con suma atención y recogimiento.
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