Esta vez ha sido una noche de verano en la que la noche misma es el foco musical, sobre todo en la forma del Nocturno.
Frédéric Chopin fue un maestro de estos tonos sombríos, al igual que el impresionista francés Claude Debussy. Y la música del polaco Mieczysław Weinberg también encaja en este estado de ánimo, así como La Campanella, de Franz Liszt y Brahms con su Danza Húngara nº 6.
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