La Iglesia, este domingo nos invita a celebrar la alegría de la pronta venida de Jesús.
Esto sólo es comprensible si vivimos una fe madura, capaz de desentrañar los designios de Dios en medio de las confusiones de la vida, máxime en estos momentos de pandemia que tantas muertes nos está dejando en el camino.
Adentrémonos en la Palabra de Dios que la liturgia nos ofrece en este tercer domingo de Adviento, y como Juan, descubramos que haciéndonos pequeños, colaboramos en la construcción del Reino de Dios en esta tierra.
Jesús ¿quién eres Tu?
¿Con qué adjetivos puedo definir los momentos de alegría de mi vida?
¿Me dejan bien, o me saben a poco?
¿Siento que mi existencia está llamada a una alegría mayor, plena y desbordante?
¿Soy capaz de reconocerla en lo pequeño y de pedirla como un don que necesito?
¿Contagio alegría en los ambientes por los que me muevo?
¿De quién o quiénes la recibo y cómo la agradezco?
¿Me comprometo a construir mayores espacios de gozo en la humanidad y en las vidas de los más necesitados? tan pobre al nacer, que mueres en cruz.
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