Fue el primer músico en recibir un título nobiliario.
Su mayor éxito como compositor fue el Réquiem de Guerra, una obra en la que Britten mezcla la música de difuntos con una selección de poemas de Wilfred Owen. Fue escrita por encargo para la reapertura de la Catedral de Coventry, en 1962. Su intención era que esta obra fuese una manifestación contra cualquier tipo de conflicto bélico, una denuncia de la irracionalidad e inutilidad de la guerra, y que se convirtiese en un símbolo de un nuevo espíritu de unidad, de reconciliación en plena Guerra Fría, y así reunió a un trío de solistas que provenían de las tres naciones europeas que más protagonismo habían tenido en la guerra: el barítono alemán Dietrich Fischer-Dieskau, el tenor inglés Peter Pears y la soprano rusa Galina Vishnévskaya.
El 2 de julio de 1976 recibió el título de Barón Britten de Aldeburgh, en el condado de Suffolk, convirtiéndose, así, en el primer músico o compositor que recibió un título nobiliario.
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