Su gran objetivo era hacer posible una seguridad colectiva que garantizase la integridad de todos los Estados, fuertes y débiles, el arbitraje de los conflictos internacionales y el desarme.
Fue el elemento clave de los Catorce Puntos del programa del presidente Wilson, que proponía el establecimiento de una asamblea en la que pudiesen participar todos los Estados del mundo.
Contaba entre sus objetivos garantizar la paz y el concierto internacional, así como fomentar la cooperación y el desarrollo social y cultural.
Su principal fracaso radicó en no poder evitar el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Se disolvió en 1946, transfiriendo su patrimonio y competencias a la ONU, de la que fue su más inmediato precedente.
El último gran acto oficial de la Sociedad de Naciones fue expulsar a la Unión Soviética cuando tropas soviéticas invadieron Finlandia en diciembre de 1939.
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