Era hija del tenor sevillano, maestro de bel canto y compositor español Manuel del Pópulo Vicente García y de la soprano Joaquina Briones, así como hermana de la cantante Pauline Viardot-García y del influyente maestro de canto Manuel Patricio Rodríguez García, e inventor del Larigoscopio.
Cuando Rossini fue interrogado por quiénes habían sido los más grandes cantantes que había conocido, respondió: Muchos cantantes de mi tiempo fueron grandes artistas pero hubo sólo tres genios: Lablache, Rubini y esa niña tan mimada por la naturaleza, María Malibrán.
De su primera actuación en Bolonia, la crítica dijo: El impacto producido en la ciudad puede ilustrarse con una crítica de la época. Es media noche. La función acaba de finalizar. Acabo de llegar a casa lleno de la impresión que María Malibrán ha producido. Nunca vi una audiencia tan entusiasta: Madame Malibrán fue llamada 24 veces al escenario. La ovación duró más de una hora durante la cual cientos de laureles e immortelles, que habían sido traídas expresamente desde Florencia, fueron arrojados en el escenario. Estos manojos fueron acompañados de pedazos de papeles en los que se escribieron sonetos y odas. En resumen, tal arrebatadora admiración nunca antes había sido manifestada en Bolonia. Los habitantes de esta ciudad, tan notables por gusto e inteligencia, rindieron los más grandes homenajes a la distinguida cantante y en la tarde subsiguiente inauguraron un busto en mármol ubicado en la entrada del teatro.
La Malibrán tuvo una vida digna de ser llevada al cine o una serie completa de televisión, y es posible que algún día se aborde.
Hace unos años, otra Grande como Cecilia Bartoli apostó por rescatar su figura y grabo videos y CD con la música que interpretaba la Malibrán, de quien por cierto tiene un museo privado con elementos de su vida, y en el año 2008 presentó en Sevilla esa grabación, con un Teatro de la Maestranza en la que todos los aficionados asistentes, entre los que nos encontrábamos, vibramos con Cecilia y enamoró a cualquiera que todavía pudiera resistirse a sus hechizos.(A nosotros ya lo había hecho mucho antes de eso)
Como dijo el crítico Andrés Moreno Mengibar, esa actuación fue UNA APOTEOSIS DEL APLAUSO.
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