Pintura expuesta en el Museo del Louvre |
Fue hija del compositor, tenor y maestro de bel canto sevillano Manuel del Pópulo Vicente García y de la soprano Joaquina Briones, y hermana de la cantante Pauline Viardot-García y del influyente maestro de canto Manuel Patricio Rodríguez García.
Cuando Rossini fue interrogado por quiénes habían sido los más grandes cantantes que había conocido, respondió:
Muchos cantantes de mi tiempo fueron grandes artistas pero hubo sólo tres genios: Lablache, Rubini y esa niña tan mimada por la naturaleza, María Malibrán.
En su tumba se puede leer un epitafio escrito por Lamartine:
Belleza, genio, amor fueron su nombre de mujer,
Escrito en su mirada, en su corazón, en su voz.
Bajo tres formas al cielo pertenecía esta alma.
Llorad tierra, y tu, cielo, acógela tres veces.
La Malibrán se convirtió, como pocas, en leyenda mientras aun vivía. Su voz privilegiada como su belleza única la convirtieron por un lado, en una artista insuperable y por otro, en símbolo de la belleza hispánica: morena, sensual y de carácter vibrante y apasionado.A lo largo de su vida, no sólo embrujó a los públicos sino también a los hombres de su tiempo. Bellini cayó rendido a sus pies, tanto que le prometió una ópera escrita especialmente para ella, Donizetti le legó su revisión de Maria Stuarda y Rossini la llenó de elogios ubicándola siempre por encima de sus colegas.
En 2007, la mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli le rinde homenaje con una serie de recitales que recuperan la figura de la Malibrán, incluyendo una muestra itinerante en la que se exponen cartas, partituras, máscaras, bustos, joyas de atrezo y hasta 200 objetos pertenecientes o relacionados con María Malibrán, recolectados durante 20 años por la cantante lírica italiana, y que acompañan ahora a sus conciertos dedicados a la música que interpretaba la prematuramente desaparecida soprano española.
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