Rubinstein tenía además fama de humanista, vividor y de persona embriagada por el "gozo de vivir".
Su biografía está repleta de cantidad de anécdotas como consecuencia de ese amor por la vida.
Thomas Mann los describió como "virtuoso feliz".
En una entrevista comentaba Daniel Barenboim: “La forma de tocar de Rubinstein era tan natural que a uno le parece un juego de niños. Cuando alguien intenta alcanzar semejante claridad se da cuenta de cuán difícil es lo aparentemente fácil”.
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