Todos los católicos debemos regocijarnos con el nombramiento de un nuevo Papa, León XIV tras unos días de zozobra sin la cabeza visible de nuestra Iglesia.
No vamos a repetir cosas que se han publicado ya en todos los medios, ni vamos a dar opiniones para lo que no estamos preparados, como esos tertulianos de televisión, que ya tuvimos ocasión de escuchar de pasada y solo durante algunos segundos, que lo mismo vaticinan las decisiones papales, de forma tan alegre como hablan de los chismorreos que puedan circular.
Por nuestra parte solo podemos rezar para que el nuevo Papa reciba la iluminación del Espíritu Santo para conseguir erradicar las guerras que asolan a la humanidad y sobre todo que las gentes se amen, como principio para evitar todo lo demás que tanto afecta a nuestra sociedad actual.
El amor es el motor de la vida cristiana y la clave de la moral: “Ama y haz lo que quieras” es una de sus frases más conocidas. (San Agustín)
Por tanto, nos vamos a limitar a recordar la figura de San Agustín de Hipona, que si bien no fundó la orden de los Agustinos, surgida nueve siglos después de su muerte, por el Papa Inocencio IV al unir varias comunidades de frailes mendicantes, sí lo hizo bajo las reglas de San Agustín.
San Agustin sostenía que la Fe y la Razón no son conceptos opuestos sino complementarios, y que resumía con su famosa frase "Creer para comprender y comprender para Creer".
Y junto a nuestras otras oraciones, y para acompañarlas, proponemos un Te Deum, como Acción de Gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario