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sábado, 5 de abril de 2025

NUESTRAS EMOCIONES CON LA SEGUNDA SINFONÍA DE MAHLER (Capítulo IV)

Antes de abordar los aspectos propios del segunda movimiento de esta Sinfonía, consideramos de interés una curiosidad, sobre la importancia del "Silencio".

Mahler instruyó una pausa de al menos cinco minutos al final del primer movimiento  antes de comenzar el segundo movimiento 
Esta pausa tiene un propósito significativo: permite al oyente asimilar la intensidad emocional y el peso dramático del primer movimiento  antes de entrar en el carácter completamente distinto del segundo movimiento.
El primer movimiento es sombrío y monumental, representando la muerte del héroe de la Sinfonía No. 1, con elementos como el Dies irae y un tono de funeral. En contraste, el segundo movimiento es un interludio más ligero y melancólico, descrito por Mahler como un recuerdo lejano de días felices en la vida del héroe, "mientras el sol aún brillaba sobre él". 
A pesar de las instrucciones claras de Mahler, muchos directores modernos no observan estrictamente esta pausa de cinco minutos, aunque suelen incluir algún tipo de intervalo formal entre los movimientos.

El segundo movimiento actúa como un "eco de días felices" en la vida del protagonista, según palabras del propio Mahler. Representa un recuerdo distante de tiempos mejores antes de la tragedia evocada en el primer movimiento. Es independiente en cuanto a temática y estado de ánimo respecto a los demás movimientos, lo que refuerza su papel como un momento de respiro dentro del curso narrativo severo e implacable de la sinfonía. 
 En resumen, el segundo movimiento es una pieza lírica y nostálgica que ofrece un contraste esencial dentro de la monumental Sinfonía n.º 2. Su serenidad y belleza lo convierten en un punto destacado dentro de esta obra maestra postromántica.

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